Autodidacta, su trabajo tiene como raíz el conocimiento y estudio de los lenguajes y arquetipos míticos de varias culturas y tradiciones,
incluyendo el saber alquímico, que combina con la observación directa de la naturaleza y la realidad actual. Por eso su exposición a los elementos -el sol, la luna, los astros, el viento- es una parte importante de su proceso de creación.
Cada obra plantea un enigma a resolver. La pintura es así, para Wu, una zona de irradiación controlada de misterio y un punto donde se encuentran el tiempo eterno del símbolo vivo y el presente, incluyendo el del espectador que se adentra a la obra.