Reconocido por sus retratos grotescos, Cisneros explora lo absurdo, lo siniestro y lo delirante de la existencia humana con un toque irónico distintivo.
Su estilo, que oscila entre lo surreal, lo abstracto y lo onírico, se nutre de temas cotidianos que abordan los temores más profundos de manera subliminal. A través de una amplia variedad de medios y técnicas, desde el lienzo y el óleo hasta materiales poco convencionales, Cisneros demuestra una experimentación constante y una habilidad innata.
Desafiando la noción de un “estilo oaxaqueño” mientras honra sus raíces, Cisneros se autodefine como un artista purista. Su obra invita a una reflexión sobre las dualidades de la condición humana, revelando una belleza inesperada en lo grotesco y cuestionando nuestras percepciones preestablecidas.